LA MONCLOA-20: ¿UN PACTO DE SUMISIÓN?
En 1977, los celebrados Pactos de la Moncloa significaron acuerdos políticos de gran calado para el saneamiento y reformas de la maltrecha economía española, que en aquel momento de la Transición a un nuevo régimen o Estado de derecho padecía una inflación económica de hasta un 26,5 por ciento.
Magníficos hombres de Estado, de distintos y enfrentados partidos políticos, supieron ponerse de acuerdo, comprometiéndose a hacer el tránsito a la democracia, unidos todos por una idea que iba más allá de las ideologías: la del amor y cuidado de la Nación española, que se hallaba en angustioso estado de necesidad.
En Octubre de 1977, tras largas jornada de estudio presentaron ante las Cámaras legislativa y representativa de las Cortes españolas, el Congreso y el Senado de la Monarquía parlamentaria, su plan de reconstrucción, los denominados Pactos de la Moncloa, en el momento que se elaboraba el plan jurídico que representó la Constitución Española, aprobada el 29 de Diciembre de 1978.
El proceso de creación estuvo presidido por Adolfo Suárez, y en él colaboraron las principales formaciones políticas, con el apoyo de las asociaciones empresariales y los principales sindicatos de entonces. Aunadamente, cumplieron el objetivo de renovación y puesta en marcha de la economía del país, promoviendo su estabilización, que amparase el desarrollo de una nueva sociedad democrática, sustentada en un Estado de derecho regido por la Monarquía parlamentaria.
La denodada voluntad política de tomar acuerdos valiosos de reconstrucción fue la virtud de los diversos partidos, enfrentados por ideologías antagónicas. Allí estuvieron, liderándolos: Felipe González, Adolfo Suárez, Santiago Carrillo, Enrique Tierno Galván, Manuel Fraga Iribarne, Joan Raventós, Miquel Roca, Juan Ajuriaguerra, Leopoldo Calvo Sotelo.
Los frutos del Pacto de la Moncloa-77, su eficaz aplicación, prepararon a España para su entrada firme en la Comunidad Económica Europea.
En la actual coyuntura socio-política de España, después de años de Gobierno débil, y tras el sufrimiento del desastre sanitario de la pandemia del Covid-19, que angustiosamente subsiste y padecemos, se plantea, sin acuerdos de diálogo ni voluntad política verdadera y eficaz, afrontar en el año 2020 una renovación de los Pactos de la Moncloa.
Pero el Presidente Sánchez no tiene voluntad firme ni parece apetecer los apoyos necesarios para reeditar los Pactos de la Moncloa-77. Mitineramente, adueñándose de los Telediarios, llena su boca de “Pactos de la Moncloa”, pero allí, donde bien vive, no ha recibido a líderes políticos, ni a Sindicatos, ni a Empresarios, grandes o pequeños, para empeñarlos en esa gran labor, útil a España y necesaria para su reconstrucción en años de podredumbre.
Su colega, Pablo Iglesias, sí ha salido “por peteneras”, y en la TV de todos, entrevistado, ha formulado que “descarta unos Pactos de la Moncloa, porque ahora hay que defender lo público”. Él tiene otra idea, la suya, la que le dicta su ideología comunista. Y apela, “por peteneras” al artículo 128 de la Constitución, que señala -dice- “que toda la riqueza del país está subordinada (quizás no, el emporio de Galapagar) al interés general”.
El Gobierno de coalición Sánchez-Iglesias no busca pactos de integración nacional para la reconstrucción de la Unidad y desarrollo de España. Lo que sale de su “boca-manga” son invitaciones a la sumisión: trata de encontrar acuerdos, derivados de la discordia, que le permitan la continuidad fatua en la Moncloa. No propone el reconocimiento de la España Una, sino que apetece el rompimiento de la Nación, porque eso beneficia al progresismo.
Estos días nefastos estamos viendo y gozando el “Pacto de los balcones” de una España abrazada por la adversidad. El socio-comunismo se escabulle en el “Pacto de los portones”.
Resultado: El pacto de dos.