EL MINISTERIO DE LA HIBRIDEZ

EL MINISTERIO DE LA HIBRIDEZ

“Híbrido” -dice el diccionario de Lengua Española- es “el animal o vegetal que procede de la unión de individuos de un mismo género, pero de especie diferente”. El mulo es un híbrido de caballo y burra.


En sentido amplio, “híbrido” es “el animal cosa o persona percibida como producto de elementos de distinta naturaleza física o social. En este ámbito, se habla de hibridez cultural en referencia a movimientos o fenómenos de la postmodernidad, que se ocupan de temas bífidos, como la transculturación, el mestizaje, la ideología de género, la identidad “trans” …, con textos fundacionales de GRAMSCI, CANCLINI, ORTIZ Y RAMA, BHABA, etc.


Y del “hombre”, dice la RAE, que es “el ser animado racional, sea varón o mujer, que forma parte de la especie humana”. Vale decir, el “humano”, individuo de la especie humana.


Hete aquí que el objetivo de la denominada ideología de género consiste en considerar a la especie humana, en su estado social, como el híbrido de dos especies, de condición psico-social diferente. La persona humana, dígasele hombre o mujer, son percibidas como especies distintas, solo unidas por la quimérica “igualdad de género”, definida por la “ideología de género”.


Una eximia representante de esta ideología, la ministra podemita Irene Montero, de la coalición socio-comunista, en el Día del Trabajo, también dicho “de la clase obrera” (aunque “todos y todas” trabajan, “hay clases”), en un mensaje de Twitter el día 1 de Mayo, dijo:


“Gracias a todas las trabajadoras (olvidándose del “todos”): A las cajeras, limpiadoras, enfermeras, médicas, cuidadoras, costureras… (olvidándose de las escoltas, no se sabe por qué). Siempre, en primera línea. Es el 1 de Mayo, y para vosotras nuestro agradecimiento… (Se entiende el de la ministra y su clase política). Trabajo Decente. 1M para todas”.


El contrapunto a este “mensaje de género” lo recibió de muchas voces críticas, voces trabajadoras, de trabajadores, como la de José Manuel Molina, que le contestó: “Estoy depre. El Ministerio de “Igualdad” no me reconoce mi labor como enfermero”.


Los humanos “inferiores”, que ostentamos la cualidad o virtud de la virilidad o varonía, nos sentimos ofendidos por la existencia aquí en España (que yo sepa, sólo en España) de un Ministerio apellidado de “Igualdad”, que marca la diferencia: identificándolos a “todos y todas”, maltrata la condición de las personas nacidas varones, pero que la cultura feminista de ideología comunista nos hace comunes a las hembras, cuya dignidad los auténticos varones respetamos, pero la desvergüenza del progresismo nos hace regresar al limbo de una especie inferior.


La zopenca hibridez al hombre de la calle no identificado con la “ideología” (varón, masculino, fuerte, firme…) solo lo valora como bruto, que da “patadas a seguir”, y cuya “violencia machista” solo merece repudio. Así, Irene y sus compañeras militantes de la milicia “de género”, generan odio a “todos”, ya que, violentando el lenguaje, confunden al macho con la “macha” (molusco, cococha). Que no nos machaque Irene, que esa repulsa repulsiva duele a la fortaleza que es propia de varones con cualidad de tales. Y si ella, y sus féminas radicales, muchas infectadas por el fanatismo, solo pretenden que su ministerio represente a las féminas “de género”, particularmente las podemitas, habrá que hablar de ministerio de la Desigualdad, vale decir, “Ministerio de la Hibridez”.


La hibridez cultural, como herramienta de la cultura “trans”, en la que el género, socialmente visto, o políticamente estimado, permite el transformismo del “NOSOTRAS”, en el que hombres mediatizados (medio hombres o mitad y mitad) se permiten asimilarse políticamente a las feminoides radicalizadas, con tal de “contar en el voto de las mujeres”, representantes de la ideología de género.


La “igualdad de derechos” entre hombres y mujeres, desde su raíz natural, es un hecho social que identifica, moral, política y jurídicamente, la actividad de ambos géneros de la especie humana, en su dignidad, méritos y oportunidades. Se trata de un hecho de culturas avanzadas, que cualquier partido político de derecha liberal, e incluso cualquier movimiento religioso surgido del cristianismo, reconocen hoy como verdad meridiana.


Lo anodino y zopenco es hoy la estrategia del llamado “progresismo”, que se incluye en la cultura de la hibridez, que considera la ideología de género jugando con “lo inclusivo” como baza de supremacía del feminismo podemita.


En la mentalidad de Irene Montero, Ministra de pantalla y proclama, dispuesta a convertirse en víctima de su fanatismo ideológico: “A veces -dice- desdoblando el lenguaje, y aunque no suene muy correcto, se puede avanzar en la igualdad”.


En esta idea, el mensaje populista coincide con lo que advierte la sabiduría popular:


“Las borregas buscan la igualdad en el caminar”. Pastores tienen: Lenin, Stalin, Fidel Castro, Chávez, Maduro…